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De pibe, cuando leía El Príncipe Valiente, me molestaba un detalle: la melenita del protagonista.
Observen la variedad de peinados de los personajes en estas viñetas.
Varios cortes de pelo, y si uno busca, hallará muchos más:
En esos años (cuarenta y pico, cincuentas), el uso general para hombres y niños era el corte "a la media-americana"; la melena era cosa de mujeres ... o de poetas.
Asimismo Lancelot y Arf Geoffrey llevaban el pelo "a lo Val" (quien también apareció con el cabello corto):
Con el tiempo (eternidades en la niñez, un par de años en realidad), me reconcilié con el peinado de Valiente y lo acepté como característica insustuible del personaje.
Sin olvidar que el rey Arturo, sir Gawain y sir Cador no sólo tenían el cabello más largo (inclusive sir Mordred), sino rizado:
En las culturas refinadas el cabello era un adorno, para cualquier género, hombre o mujer. De pasada, fui descubriendo que "el pelo a lo Val" debió de ser muy común en el medioevo; numerosos ilustradores lo presentaron desde antes que Foster.
Una ilustración de
1932 de
M.D. Charleson, y otra de
N. C. Wyeth de
1927 (esta última basada en una representación teatral, lo que indica que los actores ya usaban ese peinado para caracterizar la época):
Tristán e Isolda, por
N. C. Wyeth (recuerda a Lancelot y Guinevere, de más arriba):
Una tira de historieta canadiense, dibujada por
Charles Snelgrove en
1935 (cortesía de
John Adcock en su blog
http://john-adcock.blogspot.com/); el protagonista usa el peinado de Val, y el rey, tipo Lancelot:
Dos ilustraciones del extraordinario
Gustaf Tenggren, de
1927:
En fin, que Harold Foster, buen conocedor del tema, sabía bien lo que hacía y por qué. A propósito de estos detalles sobre atuendos, alguna vez se le ha reprochado a Foster que dibujara cascos vikingos con cuernos calificándolos de inexistentes históricamente, pero parece que ya antes de Príncipe Valiente eran populares, algo así como un convencionalismo; y lo mismo vale para los cascos con alas.
Cascos vikingos: Foster; y
James Reynolds, en
1920:
Todavía anterior:
N. C. Wyeth, en
1910.
Cascos con alas, de Foster; y de
George Wright,
1912:
De
Gustaf Tenggren, en
1927.
Nada hay que achacarle rebuscadamente a Foster; él tomaba hechos históricos, leyendas, tradiciones y creencias, y con todos esos elementos hacía vivir a sus personajes en una especie de panorama verídico o mural kinetoscópico. Y al fin de cuentas, Chrétien de Troyes, Godofredo de Monmouth y sir Thomas Malory también tejieron de esa manera los relatos artúricos, como un tapiz de fantasía y realidad. ¡Y suerte que lo hicieron!
Addenda:
No puedo resistirme a agregar esta joya familiar. En 1985, mi hijo menor no sabía leer bien todavía, pero miraba fascinado los tomos del Príncipe Valiente. Y entonces dibujó de memoria esta maravilla (por favor, un babero) que me regaló. ¡Y ahí están los detalles que tomó en cuenta instintivamente para caracterizar a los personajes: la melena de Valiente y los cuernos del casco vikingo!
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