Primero lo leì en el diario La Razòn, de Buenos Aires, alrededor de 1950 y durante muchos años, con el nombre de Juan el intrèpido; luego en la revista El Gorriòn, de Editorial Làinez, donde se llamaba Piloto Jim; màs tarde en Pif Paf y El Tony, ya con su nombre original: Johnny Hazard.
Johnny Hazard era un piloto de guerra en sus primeros episodios y luego, afortunadamente, se fue convirtiendo en un andarìn que corrìa aventuras por todo el mundo: Londres, Parìs, Roma, Venecia, Argel, La India, Àfrica, Indonesia, Java, Berlìn, Amsterdam, El Tirol, Austria, Tìbet, Tokio, Macao, El Himalaya, Turìn, Grecia, Nepal ... Y en cada lugar, el ambiente participaba con sus caracterìsticas en el desarrollo de la historia; su periplo no era un simple telòn decorativo.
Y los ambientes en cada uno de esos paìses eran notablemente diversos: un circo, el Coliseo romano, la Òpera de Milàn, las calles y el puente de Londres, el rìo Sena en Parìs, el puerto de Amsterdam, el desierto, el fondo del mar, los canales de Venecia, luchas en el aire, la nieve del Tirol, una bodega francesa, criaderos de perlas, restaurantes franceses, siniestras clìnicas mèdicas.
La variedad de motivos de aventuras era continua: contrabando de diamantes, el robo del cetro real britànico, la lucha con un ex oficial alemàn, un tesoro en el desierto, el robo de su identidad, documentos militares desaparecidos, tràfico de perlas robadas, vengativos ex convictos, falsificaciòn de cuadros famosos, robo de planos de un aviòn secreto, atentado contra un ministro, asesinos samurais...
Y para ser completamente interesante, la historieta presentaba un variado nùmero de personajes memorables: aviadores, payasos, lores, cowboys, equilibristas, espìas, militares, agentes secretos, fotògrafos, turistas, delincuentes de guante blanco, exploradores, presidiarios fugados, mùsicos, magnates, mafiosos, mèdicos, pistoleros profesionales, cientìficos.
Cada personaje era un hallazgo gràfico y los caracteres femeninos eran entrañables.
Cada personaje era un hallazgo gràfico y los caracteres femeninos eran entrañables.
El dibujo de Robbins, con un toque humorìstico en exacta medida, era objetivo y explìcito, perfecto para una tira de aventuras, y los argumentos, tambièn de Robbins, eran entretenidos y originales. ¿Quièn no recuerda a aquel viejo equilibrista en los cables del puente de Londres, robàndose el cetro real britànico? Y la escena final durante la coronaciòn de la Reina, suceso verìdico de esa època, en una viñeta que abarcaba toda la tira...
Frank Robbins hizo totalmente la tira de Johnny Hazard desde su apariciòn en 1944, hasta su final en 1977. Es una de mis favoritas de todos los tiempos.
CONTINUARÀ