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Una mañana ventosa de enero de 1955 en Mar del Plata, me evadí con mi hermano del hotel donde nuestra familia veraneaba y fuimos en busca de un negocio donde habíamos vislumbrado una buena cantidad de revistas y publicaciones extranjeras. Así fue como volvimos al hotel con cuatro comics en inglés y dos tabletas de chocolate relleno.
De manera que, finalizadas las vacaciones y de vuelta en casa, con el auxilio de un diccionario, leímos a los tropezones las revistas, cuyos dibujos ya habíamos observado minuciosamente.
Dos o tres de esos comics sobrevivieron en mi poder hasta hoy; uno es el Nº 37 de Two-Fisted Tales, fechado en abril de 1954, y totalmente dibujado por John Severin, historietista que yo desconocía, pero cuyos dibujos me atrajeron inmediatamente.
De manera que, finalizadas las vacaciones y de vuelta en casa, con el auxilio de un diccionario, leímos a los tropezones las revistas, cuyos dibujos ya habíamos observado minuciosamente.
Dos o tres de esos comics sobrevivieron en mi poder hasta hoy; uno es el Nº 37 de Two-Fisted Tales, fechado en abril de 1954, y totalmente dibujado por John Severin, historietista que yo desconocía, pero cuyos dibujos me atrajeron inmediatamente.
Veamos dos de las cuatro historias (dos policiales y dos westerns) que traía la revista:
Una policial:
Un western:
John Severin, excelente historietista e ilustrador, trabajó prolíficamente en el mundo del comic, en series conocidas como Conan, Kull, Creepy y Two Fisted Tales, en USA.
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